En la actualidad es habitual encontrarnos con niños y niñas que presentan problemas de conducta, con mayor o menor gravedad. Generalmente se dan en forma de comportamientos desafiantes o disruptivos. Dichas conductas tienen siempre un objetivo: llamar la atención del adulto, lograr algo que se le niega, evitar hacer algo que no desean, etcétera. En muchas ocasiones, los adultos nos vemos tentados a darnos por vencidos y dar al niño lo que quiere para que así desaparezca la conducta. Por ejemplo, quién no ha ido al supermercado con un niño y al negarnos a comprar algo que quiere ha empezado a llorar, patalear, gritar etcétera. Para salir de esa situación, lo primero en lo que pensamos es en darle lo que desea para que deje de hacerlo. Pero en ese caso debemos preguntarnos qué mensaje le estamos dando. Desde los ojos del niño, la rabieta se convertiría en una forma de petición útil y aceptable.
En estas situaciones, aunque nos cueste, es importante ignorar la conducta negativa y evitar que el niño obtenga como recompensa aquello que desea, puesto que en ese caso repetirá ese mal hábito la próxima vez que quiera conseguir algo.
Pero, ¿qué más podemos hacer? Podemos asegurarnos de que el niño conoce la forma correcta de expresarse. Estas conductas negativas tienen detrás de sí la necesidad del niño de comunicar algo y de lograr algo que desea. Por ello, además de dejar claro que mediante con ellas no va a lograr nada hay que hacerle ver qué cosas si son apropiadas, de qué forma puede obtener lo que quiere. En definitiva, debemos darle las herramientas oportunas para expresarse, para contarnos qué quiere y qué no pero de la forma aceptable.
En este sentido, el refuerzo positivo puede ayudarnos. Éste nos ofrece estrategias para que los niños y niñas pongan en práctica conductas adecuadas y positivas gracias al refuerzo que por ellas reciben. El refuerzo será una recompensa que el niño recibirá inmediatamente después de realizar una conducta deseable. Nos referimos a cosas simples pero a la vez muy valiosas para el niño: le diremos lo bien que lo hace, lo contentos que nos ponemos cuando hace las cosas bien, le daremos un abrazo. Siempre inmediatamente después de realizar una conducta positiva.
Ayudar a los niños y niñas a mejorar su conducta es una tarea que requiere cierto esfuerzo y constancia, sin embargo los beneficios en los pequeños merecen la pena.
Ante cualquier duda acuda a un centro especializado. En Centro Logos podemos ayudarles.